Perdida en otro lugar ... Capítulo I

Camino hacia atrás todo el tiempo, por cada paso que avanzo hacia adelante siento que retrocedo dos en mi  senda, porque de continuo veo en mi presente cosas que me transportan a otra vida pasada, que me devuelven a un momento vivido con angustia y con dolor. Hay objetos que encuentro por azar que parecen estar cargados con vivencias mias, con una energía fuerte, pasional y melancólica, y que parecen decirme que mi vida no es real, que estoy viviendo en otro lugar, o en otro tiempo, que me he perdido y que debería regresar,  pero aquello que recuerdo son sólo penas, sólo siento ansiedad y malestar, me causa un dolor tan fuerte que no me basta con llorar, me deshago por dentro como un volcán, quemándome todo. Por eso, yo misma preferí olvidar todo aquello que no es parte del presente, hago muchos esfuerzos para alejar de mi cualquier recuerdo, y casi lo he logrado por completo, pero esos objetos aparecen de pronto, también aparecen palabras escritas o susurradas ... en lugares y situaciones distintas, encontradas por lo que parece una simple casualidad, pero una casualidad tras otra, ya son demasiadas, y parecen tan rebuscadas ... como si una fuerza extraña me las pusiera delante, una fuerza maligna puesto que sólo me causa angustia y dolor, que desea que retroceda a una pena que una vez viví, o que añore la vida que un día tuve, antes de ser tan triste.




No deseo volver la vista atrás porque si me adentro en el pasado, no comprendo el presente, y si decido  pensar entonces sólo en el presente, comprendo aún menos el pasado.

Camino hacia atrás y no llevo ningún rumbo, vuelvo sobre mis pasos y aunque avance mucho unos días, otros  de repente, parece que retroceda todo lo andado y por multiplicado.


El único factor que marca mi rumbo es no planificar nunca nada y dejarme llevar por el viento, me he convertido en una veleta que va cambiando su vida según las oportunidades y casualidades que voy encontrando en mi camino, en ese camino que no se dónde me llevará pero que ya dejó de preocuparme hace mucho, tal vez porque he aprendido que no se puede planificar nada en la vida y que nadie está a salvo de la maldad de las demás personas y de su predisposición a arruinarte tus planes.


En este lugar ando perdida, sintiendo que vivo algo que no me pertenece, que no es parte de mi vida o de mi destino, pero aquí he aterrizado de pronto y aunque no se qué hacer ni cómo hacerlo, y aunque no pueda contar con alguien que me muestre el rumbo, seguiré siendo una veleta y seguiré andando por andar hasta que llegue a otro lugar.




Esther Gómez Solaz

La Comunitat Valenciana